Francisco Marín-Naritelli, periodista, docente y magíster en
comunicación política.
CUALQUIERA DE NOSOTROS
Hoy nos convoca Editorial Filacteria para ser
parte de este lanzamiento doble, junto a Enrique Winter. Hablaré
de El
delirio.
Partimos por el título. Lo interrogamos. Tal como
nos plantea Roland Barthes. Nos dice Alberto: “El delirio
significa cuerpo y mente ingobernables”. No el cuerpo
aprisionando el alma, como la cosmovisión católica nos quiso
imponer. El cuerpo, en cambio, como escenario de libertad, de
recuse, de resistencia. Un territorio político donde acontece la
desnudez y la locura. La alucinación y también la brutalidad.
Documentos. La forma del libro no se asemeja a un
poemario tradicional, en tanto recopilación de escritos, sino
como un cúmulo de experiencias fragmentarias, donde un “alguien”
que bien podría representar cierta universalidad, un común entre
los comunes. Prescindiendo del nombre propio, ese “alguien” que
puedes tú, yo o cualquiera es internado y relata una historia
pletórica de guiños, intervenciones, noticias reales como las de
Yancarla o la de Villa Serrana en Uruguay.
Inevitable que se me venga a la mente Los
renglones torcidos de Dios de
Torcuato Luca de Tena. Cito:
“—¡Tengo miedo de pensar! —¡Pues no piense! ¡Es
así de fácil! ¡Los que piensan, enloquecen! ¡Yo no pienso nunca!
Por eso estoy sana. ¿Quiere una pastilla para dormir?”.
“¡Ah, qué terrible es el sino de los pobres
locos, esos ‘renglones torcidos’, esos yerros, esas faltas de
ortografía del Creador, como los llamaba ‘el Autor de la Teoría
de los Nueve Universos’”.
El delirio,
tal cual nos sugiere Alberto es un camino para escudriñar,
analizar, evocar, sentir indignación. Pero sobre todo
reflexionar, a contrapelo del sentido común, sobre los siempre
postergados por instituciones, tecnologías y gobernanzas.
La locura terrible y total.
Desobediencias de la carne contra estados e
iglesias.
Disidencias en el matadero psiquiátrico.
La locura de aquellos a quienes se les ha quitado
el derecho a la palabra. Los recluidos, los ultrajados, los
infectos, los insanos.
Porque quien no tiene palabra, no tiene
existencia.
Objetivos foucaultianos de la “sociedad falopa de
los normales”: reducir la humanidad a la zoé.
Transfiguraciones necesarias, ejercicios de
resignificación y herejía. Estamos frente a un libro que ocupa
la palabra no para celebrar su uso o dominio sino, en un función
conativa, convocar los fuegos fatuos y rescatar: “una estética
de los caídos” mediante la profanación que, según nos confiesa
Alberto, es uno: “de los actos más libres y de mayor rebeldía
que pueden existir en nuestra sociedad”.
Cito:
“Seamos animales. Seamos bestias. Seamos
mutantes. De esos que crecen y crecen como carnaza de los
sentimientos que no existen”.
El desacato de lo estatuido, como norma y
privilegio, es la poesía delirante y humanista para volver a
convocar los nombres, el derecho a existir en el reparto de lo
sensible.
Bienvenido sea.
Alberto
Cecereu (Valparaíso, 1986) es poeta y profesor, licenciado en
historia y educación. En 2005 publica su primer libro de
poesía, Noticias
sobre la inmanencia (Ediciones
Altazor), Los
exaltados (2016)
por la misma editorial, Los
ermitaños,
plaquette publicada por Trizadura Ediciones (2018) y Viajes (Buenos
Aires Poetry, 2020).
"El delirio", Ediciones Filacteria, 2020.
Poemas.
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en el Facebook de Ediciones Filacteria y en el del autor.
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